martes, 25 de junio de 2013

Alice Guy. La primera persona "Directora de Cine".



(París 1873, New Jersey 1968)

Alice Guy nació en Paris. Era la hija menor de un famoso escritor, lo que la llevó a desarrollar su amor por las artes y la literatura. En 1885 empezó a trabajar como secretaria de León Gaumont, uno de los pioneros de la industria del cine, cuando su organización se dedicaba todavía a fabricar equipos de fotografía. El 22 de marzo de 1895, Louise Lumière invitó a Gaumont a una demostración privada de cómo funcionaba el nuevo invento que había construido, una cámara que hacía que las fotos fijas se convirtieran en movimiento: A Alice Guy, le fascinó el aparato y le dio que pensar.

Gaumont perfeccionó posteriormente la cámara de 60 mm. de Lumière sin saber muy bien que era lo que iba a hacer con su nuevo aparato. Alice, de 23 años, pensó que se podría animar con historias los resultados del cinematógrafo, para evitar la monotonía de esos registros puramente mecánicos, y manifestó a Gaumont que lo que había que hacer con el cine era contar pequeñas historias, y que ella estaba dispuesta a demostrarlo, realizándolas para divertir a los potenciales compradores del aparato. Cuando le sugirió esta idea a Gaumont él dijo: «Como tú quieras... no es más que un juguete para niños...», y le permitió hacer el trabajo, los domingos, para que no abandonara sus tareas como secretaria. Alice Guy realizó la primera película narrativa de la historia del cine: La Fee aux Choux, El hada de los repollos, unas semanas antes del ingreso a la realización cinematográfica del genial Georges Méliès.

El invento de Alice tuvo tanto éxito que los equipos de la empresa de Gaumont comenzaron a venderse estupendamente. Así que Gaumont tuvo que eximir a Alice Guy de sus tareas de secretaria. Desde aquel momento ella estuvo al cargo de la nueva productora. Todas las películas que hizo en esta época de su vida fueron proyectos muy ambiciosos: desde escenas de óperas a militares. Llegó a producir dos cortos semanales hasta que en 1905 fue nombrada supervisora de los demás directores de la compañía.

Dos años después se casó con Herbert Blaché, un cameraman británico que dirigía las oficinas de la Gaumont en Inglaterra y Alemania. El matrimonio viajó a los Estados Unidos, donde Alice dejó su trabajo como realizadora durante tres años para dedicarse a las tareas domésticas y tuvo a su primera hija. Simone. Aburrida de la vida casera volvió a la dirección y fundó con su propio dinero una productora «Solax Company», en la que realizó todo tipo de películas, comedias, dramas y algún western. Entre 1910 y 1914 la compañía produjo 325 películas de distintos tipos y duraciones y, se dice que, alrededor de 50 fueron dirigidas por la directora de la empresa. En New Jersey construyó uno de los mejor equipados estudios del mundo, donde siguió dirigiendo películas con gran éxito hasta 1920. Hoy existen datos como para pensar que dirigió o produjo alrededor de 1000 películas en su vida.

Aunque fundó otras dos compañías cinematográficas, a partir de 1919 se hizo imposible competir con Hollywood, y comenzó a trabajar para compañías más poderosas. Fue el comienzo del fin de su etapa en la industria independiente. Finalmente su compañía terminó por caer y su matrimonio con ella. Una vez cerrada su empresa, se dedicó a dar charlas públicas sobre los comienzos del cine.

En 1922 regresó a Francia, tras divorciarse de Blaché y jamás pudo regresar al cine: había quedado fuera de la industria, que no tenía el espacio que merecía una pionera del cine como ella (lo mismo que le pasó a Méliès y demás). En 1964 ella regresó a los Estados Unidos junto a sus hijas, donde quiso buscar y recuperar sus películas y fue a la Biblioteca del Congreso y a otros archivos de cine y filmotecas pero no encontró casi ninguna de sus películas y algunas de las que encontró se escondían bajo nombres de dirección de sus compañeros.

En 1949, cuando había cumplido 76 años, Alice Guy regresó a París, donde la Cinemateca le rindió un gran homenaje por ser la primera mujer directora de cine en el mundo, no el primer director en el mundo. Tuvo gran repercusión en los medios y recibió más tarde las insignias de Chevalier de la Legión de Honor.

Alice Guy, murió en New Jersey, en el estado en el que ella había cambiado el curso de la historia del cine. Tenía 95 años. En ningún periódico apareció su esquela.

Contaba Alice Guy en 1894

«Pensé que podía hacerlo mejor… Revistiéndome de valentía, propuse tímidamente al Sr. Gaumont que pensaba en escribir una o dos historias cortas para que mis amigos se divirtieran. Si el Sr. Gaumont hubiera podido ver entonces lo que pasó con mi tímida propuesta, probablemente yo nunca hubiera obtenido el sí afirmativo. Mi juventud, la falta de experiencia, mi sexo, todo conspiraba en mi contra»

Pionera de los efectos especiales

Alice Guy fue pionera en la inclusión de los efectos especiales, usando técnicas de mascara de doble exposición y filmando secuencias en retroceso. En la mayoría de estos filmes, utilizó trucos cinematográficos como la doble exposición del negativo, dándole la vuelta al negativo, etc. Estos trucos o «técnicas» han sido generalmente atribuidos a Méliès. Alice Guy fue la primera persona que utilizó sobreimpresiones en La Navidad de Pierrot, y la proyección al revés en Una casa demolida y reconstruida.

¿Por qué Alice Guy es una desconocida para la historia del cine?

La historia sitúa a Melies como el primer director, no como el primer hombre director. El Historiador G. Sadoul tuvo que inventarse la subcategoría de «mujer directora» con la finalidad de reservar el título de «primer director» para un hombre.

Sabemos hoy que el Estudio que Alice Guy fundó fue el primero en la historia del cine y que sólo entre Octubre de 1910 y Junio de 1914, Solax produjo 325 películas, en las que Alice tocó todos los géneros: historias de hadas, películas fantásticas, románticas, comedias, temas religiosos, mitológicos, películas que eran cuadros que cobraban vida, para todos los gustos del público.

Según afirmaciones de Louise Heck Rabi, autora de Women Filmmakers: A Critical Receptionella, ya se lo esperaba: «Ella se anticipó y dijo que los créditos de la dirección y la producción de sus películas serían falsamente asignados a alguno de sus colaboradores. Ella sabía desde el principio que su nombre, intencionada o inintencionadamente sería omitido o ignorado o degradado en la historia del cine francés y americano».

En una entrevista con Georges Sadoul, historiado francés de cine, en su obra Histoire générale du cinéma, él le preguntó sobre su película Les mefaits d'une tet de veau , de Ferdinand Zecca, y ella dijo que era un honor que se le atribuyera esa película, pero que esa era una de las pocas películas de Gaumont que ella no había dirigido.

En ese periodo Alice Guy había dirigido importantes películas como La vie du Christ, 1906, pero los créditos de esta película se los dio el mismo historiador y crítico G. Sadoul a Victorin Jasset, el asistente de Alice en esta película.





Techo de cristal





“Se denomina así a una superficie superior invisible en la carrera laboral de las mujeres, difícil de traspasar, que nos impide seguir avanzando. Su carácter de invisibilidad viene dado por el hecho de que no existen leyes ni dispositivos sociales establecidos ni códigos visibles que impongan a las mujeres semejante limitación, sino que está construido sobre la base de otros rasgos que por su invisibilidad son difíciles de detectar.”
Mabel BURÍN 

 

El tiempo entre costuras. María Dueñas

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Resumen

La joven modista Sira Quiroga abandona Madrid en los meses convulsos previos al alzamiento arrastrada por el amor des­ bocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Juntos se instalan en Tánger, una ciudad mundana, exótica y vibrante en la que todo lo impensable puede hacerse realidad. Incluso la traición y el abandono de la persona en quien ha depositado toda su confianza. El tiempo entre costuras es una aventu­ ra  apasionante en la que los talleres de alta costura, el glamur de los grandes hoteles, las conspiraciones políticas y las oscuras misiones de los servicios secre­ tos se funden con la lealtad hacia aque­ llos a quienes queremos y con el poder irrefrenable del amor.
Una novela femenina que tiene todos los ingredientes del género: el creci­ miento personal de una mujer, una historia de amor que recuerda a Casablanca… Nos acerca a la época colonial espa­ ñola. Varios críticos literarios han destacado el hecho de que mientras en Francia o en Gran Bretaña existía una gran tradición de literatura colo­ nial (Malraux, Foster, Kippling...), en España apenas se ha sacado prove­ cho de la aventura africana. Un home­ naje a los hombres y mujeres que vivieron allí. Además la autora nos aproxima a un personaje real desconocido para el gran público: Juan Luis Beigbeder, el primer ministro de Exteriores del gobierno de Franco.

Las mujeres de verdad tienen curvas


                                                    LAS MUJERES DE VERDAD TIENEN CURVAS 






Esta película mexicana aborda la presión social a la que está sometida la mujer: el filme latinoamericano cuenta la historia de una chica que consigue acceder a un buen instituto por sus méritos como estudiante. Sin embargo, su familia le intenta convencer de que su destino consiste en casarse y complacer a un marido.
Ana, interpretada por América Ferrera, vive en EEUU pero sus raíces son mexicanas. Su madre está obsesionada con las tradiciones, pero ella tomará las riendas de su propia vida. Animada por su profesor, la protagonista pide una beca para estudiar en la universidad de Columbia, pese al poco apoyo que recibe de su familia, instalada en la comunidad latina de Los Ángeles. Patricia Cardoso plantea la cultura y la educación como el medio más viable para romper los roles sociales anquilosados en el pasado.